Platón
Filósofo griego (Atenas, 427 - 347 a. C.). Nacido en el seno
de una familia aristocrática, abandonó su vocación política por la Filosofía,
atraído por Sócrates. Siguió a éste durante veinte años y se enfrentó
abiertamente a los sofistas (Protágoras, Gorgias…). Tras la muerte de Sócrates
(399 a. C.), se apartó completamente de la política; no obstante, los temas
políticos ocuparon siempre un lugar central en su pensamiento, y llegó a
concebir un modelo ideal de Estado. Viajó por Oriente y el sur de Italia, donde
entró en contacto con los discípulos de Pitágoras; luego pasó algún tiempo
prisionero de unos piratas, hasta que fue rescatado y pudo regresar a Atenas.
La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía
platónica, el eje a través del cual se articula todo su pensamiento. No se
encuentra formulada como tal en ninguna de sus obras, sino tratada, desde
diferentes aspectos, en varias de sus obras de madurez como "La
República", "Fedón" y "Fedro". Por lo general se
considera que la teoría de las Ideas es propiamente una teoría platónica, pese
a que varios estudiosos de Platón, como Burnet o Taylor, hayan defendido la tesis
de que Platón la había tomado directamente de Sócrates. Los estudios de D.
Ross, entre otros, han puesto de manifiesto las insuficiencias de dicha
atribución, apoyando así la interpretación más generalmente aceptada.
El dualismo sensible/inteligible
Una de las primeras consecuencias que se ha extraído de esta
presentación tradicional de la teoría de las Ideas es, pues, la
"separación" entre la realidad inteligible, llamada también mundo
inteligible ("kósmos noetós") y la realidad sensible o mundo visible
("kósmos horatós"), que aboca a la filosofía platónica a un dualismo
que será fuente de numerosos problemas para el mantenimiento de la teoría, y
que Aristóteles señalará como uno de los obstáculos fundamentales para su
aceptación.
Lo inteligible
Las Ideas son
únicas, eternas e inmutables y, al igual que el ser de Parménides, no pueden
ser objeto de conocimiento sensible, sino solamente cognoscibles por la razón.
No siendo objeto de la sensibilidad, no pueden ser materiales. Y sin embargo
Platón insiste en que son entidades que tienen una existencia real e
independiente tanto del sujeto que las piensa como del objeto del que son
esencia, dotándolas así de un carácter trascendente. Además, las Ideas son el
modelo o el arquetipo de las cosas, por lo que la realidad sensible es el
resultado de la copia o imitación de las Ideas.
Para los filósofos pluralistas
la relación existente entre el ser y el mundo tal como nosotros lo percibimos
era el producto de la mezcla y de la separación de los elementos originarios
(los cuatro elementos de Empédocles, las semillas de Anaxágoras o los átomos de
Demócrito); también Platón deberá explicar cuál es la relación entre ese ser
inmutable y la realidad sometida al cambio, es decir entre las Ideas y las
cosas. Esa relación es explicada como imitación o como participación: las cosas
imitan a las Ideas, o participan de las Ideas.
Lo sensible
Por su parte la realidad sensible se caracteriza por estar sometida al cambio, a la movilidad, a la generación y a la corrupción. El llamado problema del cambio conduce a Platón a buscar una solución que guarda paralelismos importantes con la propuesta por los filósofos pluralistas: siguiendo a Parménides hay que reconocer la necesaria inmutabilidad del ser, pero la realidad sensible no se puede ver reducida a una mera ilusión. Aunque su grado de realidad no pueda compararse al de las Ideas ha de tener alguna consistencia, y no puede ser asimilado simplemente a la nada.
Es dudoso que
podamos atribuir a Platón la intención de degradar la realidad sensible hasta
el punto de considerarla una mera ilusión.
La teoría de las Ideas pretende
solucionar, entre otros, el problema de la unidad en la diversidad, y explicar
de qué forma un elemento común a todos los objetos de la misma clase, su
esencia, puede ser real; parece claro que la afirmación de la realidad de las
Ideas no puede pasar por la negación de toda realidad a las cosas.
La concepción del hombre en Platón está también inspirada en
la teoría de las Ideas. El hombre es el resultado de una unión
"accidental" entre el alma, inmortal, y el cuerpo, material y
corruptible, dos realidades distintas que se encuentran unidas en un solo ser
de modo provisional, de tal modo que lo más propiamente humano que hay en el
hombre es su alma, a la que le corresponde la función de gobernar, dirigir, la
vida humana. Tanto la concepción del alma como la de sus funciones en relación
con el cuerpo sufrirán diversas modificaciones a lo largo de la obra de Platón,
aunque se mantendrá siempre la afirmación de su unión accidental.
La dialéctica en Platón
Al decir que la dialéctica fue inventada por Zenón de Elea, Aristóteles se estaba
refiriendo presumiblemente a las palabras de Zenón, que refutó algunas
hipótesis de sus oponentes extrayendo consecuencias inaceptables de ellas. Pero
primero fue aplicada de una manera general por Sócrates, quien, según es
presentado en los primeros diálogos de Platón, practicaba constantemente la
técnica de refutar el enunciado de un oponente haciendo que, en el curso del
interrogatorio, tuviera que aceptar como consecuencia última del suyo un
enunciado contradictorio o contrario a su primera postura.
La dialéctica es para Platón la actitud propia del verdadero filósofo,de aquel
que trata de llegar a la verdad por medio del diálogo (tal y como hacía
Sócrates), en contraposición a la erística, técnica orientada a hacer triunfar
una tesis independientemente de su verdad.
La dialéctica era para Platón el
método filosófico supremo, el modo de las ciencias, y había de ser el estadio
final de la educación formal del rey-filósofo. El diálogo permite contraponer
argumentaciones aparentemente opuestas y frecuentemente complementarias, para
posibilitar un ascenso a la verdad mediante la explicación de tales
argumentaciones.
En algunos de sus diálogos, Platón identifica la dialéctica con la filosofía
misma, y la considera constituida por dos movimientos lógicos inversos: el
primero de ellos es la composición o unificación, que consiste
en captar la esencia inmutable (en Platón, idea) de las cosas mediante una
elevación progresiva desde los objetos de experiencia sensible hasta los
conceptos más generales; es decir, lo que comúnmente llamamos abstracción o
universalización a partir de lo particular.
El segundo es la división (o
particularización), mediante el cual se llega a lo particular siguiendo las
diferencias internas de los distintos géneros; por ejemplo, de "animal"
pasamos a "animal bípedo", y de aquí a "animal bípedo sin
plumas", que constituye una posible definición de hombre y, por lo tanto,
una particularización de éste en el marco de "lo animal" en general.
En sus diálogos tardíos (Parménides, Sofista), Platón presenta a la
dialéctica como la ciencia que sabe distinguir qué ideas están relacionadas
entre sí y cuáles no lo están; en estos diálogos tiene especial relevancia el
posible acercamiento entre el ser y el no-ser, posibilidad que había sido rechazada
radicalmente por toda la metafísica eleática: toda idea es idéntica a ella
misma y, a la vez, diferente del resto de las ideas; toda idea, entonces,
participa tanto de la identidad (con ella misma) como de la diferencia (con el
resto de las ideas), y en ese sentido es y no es a la vez. El no ser se
convierte así en un concepto meramente relativo, que se resuelve al indicar la
alteridad de una cosa mediante la confrontación con aquello de lo que difiere;
de lo contrario, dice Platón, cualquier tipo de discurso sería imposible, al no
poderse admitir ninguna proposición (atribución de un predicado a un sujeto),
salvo las tautologías.
Bibliografía:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/platon.htm
http://queaprendemoshoy.com/platon-y-su-teoria-de-las-ideas/
http://www.filosofia.org/bio/platon.htm
http://queaprendemoshoy.com/platon-y-su-teoria-de-las-ideas/
http://www.filosofia.org/bio/platon.htm
Información recopilada por el alumno Carlos Alfredo de la P. C
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